Nuestros gatos son pequeños tigres en miniatura, y no perdiendo de vista esto, muchas de sus conductas tienen una explicación en base a su historia.

Los felinos ocultan la enfermedad. Está en su naturaleza. Son animales que cazan y son cazados, esto hace que mostrarse enfermos sea sinónimo de debilidad, lo que los expondría a un serio peligro en la vida salvaje.

Un gato que siente dolor no lo expresa de forma explícita, pero eso no quiere decir que no lo tenga. Esta actitud dificulta el diagnóstico de las enfermedades.

¿Qué signos nos tienen que llamar la atención para concurrir a una consulta veterinaria?
🐾 Quietud: pasa muchas horas quieto en el mismo lugar o durmiendo
🐾 Vómitos frecuentes
🐾 Pérdida o ganancia brusca de peso
🐾 No se acicala, presencia de rastas en el pelaje, pelo opaco o con caspa
🐾 Orina fuera de la bandeja sanitaria
🐾 Vocalizaciones (maullidos) sin causa aparente
🐾 Falta de pelos en zona de cara, columna o vientre
🐾 Cambios de conducta, Agresividad repentina
🐾 Cambios en la consistencia de la materia fecal si las heces son duras o contienen muchos pelos, si ves que tu gato hace fuerza para defecar, o si no evacua durante muchos días
🐾 Cambios en los hábitos alimentarios: come de más o por el contrario, come menos cantidad que lo habitual
🐾 Alteraciones en la ingesta de líquidos: toma más agua de lo habitual o notas que no está tomando agua

Todos estos llamados de atención, en general, cuando son detectados por nosotros muy probablemente vengan de días incluso semanas o meses antes.

Recordar que los gatos senior considerados a partir de los 8 años, deben pasar la revisión del veterinario cada cuatro a seis meses y los gatos adultos (1 a 8 años) deben ir al veterinario como mínimo una vez al año para su vacunación y chequeo anual.

Fuente: Veterinaria Agustina Bermudez.