Los que tenemos gatos, sabemos que son mascotas ideales y limpias. Enseñarles a donde hacer sus necesidades generalmente no es un problema, ya que desde pequeños si le presentamos una bandeja sanitaria, instintivamente lo utilizan sin problemas.

Muchas veces la consulta más común que se nos presenta en la veterinaria es saber cuál es el sustrato que debemos utilizar más adecuado para nuestra mascotas y nuestro hogar ante la gran oferta de opciones que hay en el mercado.

Hoy analizaremos cada una de las opciones para que puedas tener la herramienta y sepas cual se adapta a tus necesidades y la de tu gatito.

🐾 Arenas absorbentes no aglomerantes: Es la más utilizada en el mercado, porque es la más económica. Está constituida por una piedra blanca, llamada sepiolita, que es porosa y eso le da capacidad de absorber los líquidos, su desventaja es que hay que cambiarla con mayor frecuencia para evitar malos olores. Este tipo de sustrato se recomienda cuando uno tiene una sola mascota y la casa es grande.

🐾 Arenas absorbentes aglomerantes: Este sustrato está formado por un tipo de arcilla que muestra como ventaja que al tomar contacto con el líquido se solidifica facilitando de esta forma su limpieza, ya que retiramos la parte sólida y la arena queda limpia de esta forma dejamos el ambiente sin olor, ideal para casas con espacio reducido.

🐾 Arenas absorbentes sintéticas: también conocidas con de Sílice, que es el material del que están compuestas. Este material es superabsorbente e inodoro, pueden durar hasta 30 días si uno tiene un solo gato, y otra ventaja es que suele cambiar de color lo que nos indica que ya es hora de cambiarlo y facilita su limpieza, la desventaja es que a muchos gatos este material sintético no les gusta demasiado, por lo cual debes evaluar su aceptación.

La elección depende de cuantos gatos tenemos en la casa, ya que estos productos son los que favorecen la limpieza y evitan los malos olores. Lo cierto es que tu gato va a ser quién elija la arena que más le guste, pero también se pueden acostumbrar a una nueva propuesta, siempre que el cambio lo hagas de forma paulatina y respetuosa con sus necesidades.